jueves, 29 de diciembre de 2011

Día 3...

Lo bueno de no tener claro si has llegado al blog o no es que puedo seguir escribiendo con libertad, pensando que sigo haciéndolo sólo para mí. Por mucho que alguien te conozca siempre necesitas rincones, partes vulnerables que esconder. Si, a veces, ni siquiera nos reconocemos cosas a nosotros mismos, ya sabes, si no lo nombras no existe...

Debería haber sabido que vendrían los momentos bajos, tarde o temprano siempre hay ratos de flaqueza. A mí me ha tocado hoy. Intento ser positiva, quiero pensar que, si tanta gente puede, lo nuestro no tiene por qué ser más debil que lo del resto del mundo. Pero cuando te veo dudar me asusto. Te lo dije, si hay algo que no me puedo permitir es tener miedo... Porque me paraliza, se lleva todo el optimismo y me deja sin fuerzas para seguir intentándolo. 


Yo también dudo, ¿sabes? Pero no exactamente de no poder con ello. Mi miedo es más a que, en algún momento, pienses que el esfuerzo no merece la pena, que no soy lo que quieres. A eso es a lo que le temo, no al tiempo ni a la distancia, sino a que pienses que, al final, no merezco tanto la pena. 

Paso a paso y a ver a dónde nos lleva esto... Me da miedo perderte en el camino. 

Mañana será otro día y, seguramente, vuelva a despertarme optimista. Pero hoy, hoy voy a permitirme el lujo de sentirme débil. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario